Contenido de CO2 en el aire

El CO₂, también llamado dióxido de carbono, es un gas inodoro e insípido. Sus moléculas constan de un átomo de carbono y dos de oxígeno. Está en todas partes en el aire.

El dióxido de carbono se encuentra naturalmente en el aire en concentraciones bajas. Por ejemplo, las emisiones de CO₂ se producen por:

• La combustión de combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón.
• La descomposición de sustancias orgánicas.
• La maduración de verduras y frutas.
• Y, como ya se mencionó, la respiración de los seres humanos y los animales. 

La composición del aire

El aire de nuestros ambientes es una mezcla de diferentes gases:

• Nitrógeno (N₂) = 78,08 % 
• Oxígeno (O₂) = 20,95 % 
• Argón (Ar) = 0,93 %
• Dióxido de carbono (CO₂) = 0,04 %

El aire también contiene trazas de hidrógeno, agua, criptón, helio y neón.
 

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) pretende descarbonizar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, además pretende la rehabilitación de 1.200.000 viviendas hasta el 2030. La reducción de consumos energéticos y el uso eficiente de la energía son unos de los pilares de este plan. La tecnología de la bomba de calor es un elemento clave para alcanzar sus metas. ¿Qué significa para los consumidores?

Las emisiones de CO₂ son una de las principales causas del efecto invernadero y, al contrario que otros contaminantes, el CO₂ se acumula y se mantiene en la atmosfera durante 500-1000 años.

Por ello, reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero es el objetivo común en la UE para luchar contra el cambio climático.

España tiene como meta reducir sus emisiones de CO₂ en un 23% respecto al año 1990. A primera vista no parece tan ambicioso, pero  el reto es mayúsculo porque las emisiones en 2020 han sido de 319 MtCO₂ y superan los valores del 1990 por un amplio margen. Los sectores que protagonizan la mayor reducción de emisiones de gases de efecto invernadero son la generación eléctrica y el transporte. En el sector residencial, comercial e institucional se pretente reducir unos 10 MtCO₂ hasta 2030. El Plan propone 26 medidas que buscan la descarbonización de la economía. Esto para el sector residencial significa reducir el uso de combustibles fósiles para el calentamiento de hogares y para la producción de agua caliente sanitaria, y fomentar el uso de energías renovables donde la bomba de calor y la energía solar son fundamentales.

El contenido de CO₂ en el aire se expresa en partes por millón (ppm). Para los espacios cerrados existe una clasificación de la calidad del aire en función del contenido de dióxido de carbono en el aire.
 

• Contenido de CO₂ por debajo de 1000 ppm = inofensivo
• Contenido de CO₂ entre 1000 ppm y 2000 ppm = higiénicamente perceptible: necesita medidas de ventilación 
• Contenido de CO₂ por encima de 2000 ppm = higiénicamente inaceptable: se debe verificar la ventilación del espacio, puede necesitar medidas adicionales

Especialmente en las aulas de las escuelas, a menudo hay una calidad de aire cuestionable o inadecuada.

Un estudio también mostró que las personas se sienten más cómodas en un espacio con una concentración de CO₂ por debajo de 1000 ppm y se sienten incómodas por encima de una concentración de 2000 ppm. Si el contenido de dióxido de carbono es demasiado alto, pueden surgir los siguientes problemas:

• Aumento de la frecuencia respiratoria.
• Aumento del riesgo de infección con enfermedades como el Covid-19. 
• Dolor de cabeza. 
• Poca concentración. 
• Disminución general del rendimiento.

El dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero y, por tanto, contribuye significativamente al calentamiento global. Debido a las actividades humanas, principalmente la quema de materias primas fósiles como gas, carbón o petróleo, la proporción de CO₂ en la atmósfera ha aumentado drásticamente en los últimos siglos.

Antes de la Revolución Industrial la concentración de CO₂ era de 280 ppm. Sin embargo, hoy se ha  incrementado a más de 400 ppm en este momento, a pesar del conocimiento de sus efectos nocivos. Como gas de efecto invernadero, el CO₂ evita que el calor se irradie al espacio.

Dentro de ciertos límites, esto es vital para la supervivencia del ser humano. Sin el efecto invernadero, la Tierra sería un trozo de hielo en el espacio. Sin embargo, no se debe retener demasiado calor proveniente de los rayos del sol. Porque cuanto más CO₂ hay en la atmósfera, más cálido es el clima en la Tierra. Desafortunadamente, la humanidad emite actualmente alrededor de 32 mil millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera cada año.

Pero no todo el CO₂ liberado por las actividades humanas permanece en la atmósfera. Aproximadamente una cuarta parte se almacena en los océanos y otra cuarta parte es consumida por las plantas que absorben CO₂ a través de sus acículas u hojas y usan luz y agua para producir azúcar y oxígeno.

El azúcar se usa para construir las células vegetales; el oxígeno permanece en la atmósfera. Un solo árbol puede unir al menos 10 kilogramos de CO₂ por año. Sin embargo, en el momento que los árboles se talan y se queman, el CO₂ almacenado se libera nuevamente.

El dióxido de carbono es un componente natural del aire, pero una concentración excesiva tanto en el aire interior como en la atmósfera es perjudicial para nuestra salud.

Por eso, desde WOLF ofrecemos Sistemas globales e inteligentes donde apostamos por la hibridación y el uso de energías renovables como la solar térmica, la aerotermia o el hidrógeno. De esta forma ofrecemos una experiencia completa de salud, bienestar, eficiencia y ahorro energético, ayudándote a crear Espacios Sostenibles.